Cuando se tienen grandes diferencias,
la paz, la reconciliación y la felicidad
dependen de uno mismo. 
En vez de poner condiciones diciendo 
"Si no te esfuerzas por reconciliarte, 
yo tampoco lo haré",
y en lugar de esperar 
por lo que la otra persona
pueda hacer por ti,  
tú te das al cien por cien,
tanto a ti mismo como al otro,
descubrirás que 
la reconciliación, la paz y la felicidad,
empiezan exclusivamente en ti. 
 

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